jueves 25 abril, 2024
Sociedad

Presentan un proyecto de Ley para proteger el inmueble donde vivieron Marcel Duchamp y Francisco Canaro

La propuesta es de los legisladores porteños Hernán Reyes y María Cecilia Ferrero, de Vamos Juntos, que presentaron un proyecto de Ley para catalogar con Nivel de Protección Cautelar e incorporar al “Catálogo de Inmuebles Protegidos” al edificio ubicado en Adolfo Alsina 1743/45/47, en Monserrat 1743/45/47 donde vivió Marcel Duchamp, referente del arte conceptual, y el tanguero Francisco Canaro.

En la propuesta presentada, según refieren los legisladores, este inmueble cuenta con un edificio obra de los ingenieros arquitectos Arturo Prins y Oskar Ranzenhofer. En sí mismo cuenta con un “gran valor arquitectónico e histórico, destacándose su fachada, sus cualidades constructivas y de diseño, reconociéndose conjuntos de piezas de valor referencial para el acervo cultural de la Ciudad de Buenos Aires”.

A su vez, indican que el edificio reviste de “relevancia histórica y cultural toda vez que Marcel Duchamp (creador francés, padre del arte conceptual) y Francisco Canaro (compositor, violinista y director de orquesta) lo habitaron”.

Además, resaltan que el bar Oscar y las cuadras de Alsina, entre el 1700 y 1800, son protagonistas del festival gratuito que se hace desde 2017 y que “en cada edición convoca a más vecinos”.

Recordemos que en el año 2019 se realizó el “Homenaje a Marcel Duchamp – Francisco Canaro”, organizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero y en el que participan la Embajada de Francia, la Biblioteca del Congreso y la consultora Fajre y Asociados, entre otras instituciones.

Asimismo, se informa que fue la Escuela Taller de Casco Histórico la que realizó la puesta en valor de la fachada del edificio donde vivió Duchamp. También se mejoraron las veredas y el resto de entorno.

Es por esto que el objetivo de la Ley es conservar el inmueble para “transmitir a las generaciones futuras la relevancia que ostenta dicho inmueble para la identidad de la Ciudad, y la memoria colectiva de sus habitantes”, según los autores de la propuesta.

Marcel Duchamp es considerado el artista más influyente del siglo XX. Se adelantó al arte conceptual, elevó el objeto cotidiano a categoría de arte y cambió radicalmente la idea de la belleza. Impresionista a los 16 años, fauvista a los 19 y cubista a los 24, al final este iconoclasta encontró su voz como forajido, un terrorista que acabaría encontrando en el dadaísmo su libertad y la forma de reírse de todo y de todos, incluido él mismo. Este movimiento, condenado a su autodestrucción, trataría por todos los medios (sobre todo con ironía, absurdo y mala hostia) acabar con el arte narcotizado de las instituciones.

Francisco Canaro fue un compositor, violinista y director uruguayo, conocido también por su apodo Pirincho. Sus padres eran inmigrantes italianos y a finales del siglo XIX decidieron trasladarse a la capital argentina. Como su situación económica no era boyante, Francisco y sus hermanos Rafael y Juan alternaban su interés por la música con diversos trabajos como el de limpiabotas. Canaro comenzó a tocar la guitarra de forma autodidacta en fiestas y celebraciones, para posteriormente aprender a tocar un violín construido por él mismo. Como violinista, formó un trío con el guitarrista Rodolfo Duclós y con el intérprete de mandolín Martín Arriviliaga. Sus primeros tangos, “Pinta brava” y “Matasanos”, los compuso en esa época. Más tarde, en 1919, escribió la música para el sainete Nobleza de arrabal, de J. A. Caruso. Cuatro años después comenzó a grabar su primer disco de tangos, entre los que se incluían dos de su autoría: “El huérfano” y “Desengaño”. En 1925 se produjo su debut parisino con su propia orquesta, con la que actuaría en Nueva York al año siguiente. Tras esto obtuvo gran éxito con su espectáculo de tangos, que paseó por Deauville, Madrid y otras ciudades de España, Latinoamérica y Japón (1960). A partir de los años treinta se dedicó exclusivamente a la dirección orquestal. Creó la llamada Orquesta de Todos los Tiempos, que además del tango interpretaba otros ritmos célebres del momento y estaba dedicada esencialmente a la danza. Fue presidente de la SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores) en diversas ocasiones y en 1956 publicó sus memorias, tituladas “Mis 50 años con el tango”.

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